Lanzamiento de la Alianza para el Progreso por el Presidente J.F. Kennedy en Washington |
Durante la administración del presidente Eisenhower las relaciones con América Latina se manejaron sin la menor flexibilidad, tal como lo demostró la invasión a Guatemala - planeada y dirigida por la CIA contra el presidente Jacobo Arbenz , que había osado poner en marcha una reforma agraria que afectaba los intereses de la empresa multinacional estadounidense United Fruit.
Pero pocos años después se produce el comienzo de lo que llegó a ser la mayor
derrota de la diplomacia norteamericana en América Latina: el 1° de enero de
1959 las fuerzas al mando de Fidel Castro entran en la Habana derrotando a
Batista, un viejo dictador protegido por Estados Unidos. Nadie pensó que la revolución
fuese más allá de moralizar las
instituciones políticas y la administración y luego llamar a elecciones poner
en vigencia la Constitución. Pero la experiencia de la Sierra con los paupérrimos
campesinos cubanos decidió a los guerrilleros a realizar una revolución verdaderamente
radical.
El primer choque importante con el gobierno cubano se produjo cuando éste lanzó
un plan de reforma agraria qué afectaba tierras de las compañías azucareras
norteamericanas, y un incidente ocurrido hacia mediados de 1960 insinuaba ya la
ruptura total: las refinerías inglesas y norteamericanas se negaron a refinar
petróleo importado de la URSS y Castro contraatacó expropiando las refinerías.
Eisenhower a su vez suprimió las compras de azúcar cubano e inmediatamente la
URSS ofreció comprar el azúcar.
El equipo de asesores de J. F. Kennedy había utilizado ampliamente la cuestión cubana en su campaña electoral para demostrar la ineficacia del gobierno de Eisenhower. Cuba se habría volcado a buscar el apoyo soviético por la torpeza con que se había tratado de presionar y humillar a la isla. La miseria de América Latina terminaría por hacer varias Cubas si no se cambiaba de actitud. Para Kennedy era otro desafío que aceptaba y enfrentaba con la Alianza para el Progreso: aliada a Estados Unidos sobrevendría el progreso para América Latina impulsada por una especie de Plan Marshall.
Por otra parte no era posible que el gobierno sostuviera dictadores latinoamericanos (como había hecho con Batista) y que derrocara gobiernos legalmente constituidos (como había hecho con Arbenz) para defender mezquinos intereses económicos. Esta política no podía más que conducir a derrotas y al deterioro de la imagen de Estados Unidos en el mundo. Pero Kennedy fue informado por Eisenhower en plena campaña electoral de la proyectada invasión a Cuba, que se preparaba en el más absoluto silencio por la CIA en consulta con el gobierno y el pentágono.
A llegar Kennedy a la presidencia en 1961 resolvió continuar con el plan de
invasión. La que terminó en el conocido fracaso de "playa Girón"
donde el ejército de mercenarios contrarrevolucionarios con apoyo aéreo y
marítimo de EE.UU. fue derrotado por las fuerzas cubanas.
Revolucionarios cubanos entran en La Habana |
Evitar una nueva revolución
Se puede afirmar que a partir de este fracaso el presidente Kennedy reafirmó su
convicción de que era necesario evitar una nueva revolución en otro país o
países de América Latina mediante un amplio programa de ayudas económicas. Él mismo se ocupó en muchos discursos de difundir las estadísticas sobre la
mortalidad infantil, el hambre, la desocupación, y el analfabetismo en la
región.
Era sincera la voluntad de Kennedy de producir un cambio importante y fue el
primer presidente después de la segunta guerra mundial que comprendió la importancia de los
intereses en juego. No se trataba solamente de una cuestión de dólares más o
dólares menos para tener segura la alianza con las oligarquías dominantes. El
plan era movilizar cuántos recursos hicieran falta - por lo menos como los
destinados al Plan Marshall - y lanzar una campaña publicitaria de grandes
proporciones capaz de presentar a la Alianza para el Progreso como una
alternativa concreta frente a la revolución cubana, y enfrentar también a los
gobiernos con la alternativa: o apoyan la alianza o son barridos por una revolución
similar a la cubana. O "revolución en libertad" o "revolución comunista".
La Alianza
El gobierno de Estados Unidos promovió una reunión especial de la Organización de Estados Americanos donde se presentaría la iniciativa de la Alianza para el progreso para su aprobación formal. Esa reunión se realizó en Punta del Este en agosto de 1961.
En síntesis se proponía un gran esfuerzo común para superar el atraso y la pobreza, una revolución
pacífica y los países para la alianza debían comprometerse a realizar: planes
de reforma agraria, reforma impositiva que favorecieron la redistribución del
ingreso y finalmente el compromiso de un fuerte apoyo financiero de 20,000
millones de dólares a distribuirse en un plazo de 10 años a razón de 2.000
millones anuales.
De estos fondos la mitad serían aportes públicos y la otra mitad inversiones
privadas. La distribución de la ayuda se realizaría de acuerdo con el informe
que presentarían los técnicos del Consejo Interamericano Económico y Social,
cuyos resultados se discutiría en la Asamblea General y en las comisiones
especiales. El informe daba prioridad a las asignaciones para la construcción
de alcantarillados, escuelas, sanidad, vivienda y reparto de tierras.
El delegado del gobierno cubano, Ernesto "Che" Guevara, atacó la
orientación de la Alianza en el sentido de que no destinaba ayuda para el
verdadero desarrollo económico a través de una industrialización masiva, sino que
impulsaba la construcción de "letrinas", o sea, que se escamoteaba una solución de
fondo. Aprovechó para destacar que los países socialistas habían otorgado
créditos a Cuba por 500 millones de dólares, O sea la cuarta parte de lo que la
alianza preveía para toda América Latina.
Ernesto "che" Gevara interviene en la OEA criticando a la Alianza para el Progreso |
También se usará el garrote
En la concepción de Kennedy la alianza debía apoyarse en los sectores sociales moderados y dinámicos, desplazando a las oligarquías tradicionales opuestas al progreso. Pero al mismo tiempo su política anticubana fortalecía a las derechas a las que se quería combatir. La desesperación por destruir a toda costa la revolución cubana desencadenó una verdadera guerra fría en el continente, qué fortalecía a todas luces a los sectores más conservadores y hacía que estos acusaran a los sectores más liberales de comunistas y procastristas, al mismo tiempo que la "revolución en libertad", por más en libertad que fuese, no dejaba de inquietar a las oligarquías dominantes.
A partir de entonces Kennedy dio un giro hacia la derecha más cruda, sin abandonar su lenguaje liberal y progresista, y comenzó a utilizar los tradicionales métodos de la política del "garrote". Pocos meses después de la presentación del Alianza se reunió otra convención especial de la OEA en Punta del Este para la expulsión de Cuba de la misma. Bajó la presión de Estados Unidos la gran mayoría de los gobiernos aceptó proceder a dicha expulsión.
En ese sentido Kennedy afirmó: "si la doctrina
Interamericana de la no intervención sirve meramente para tapar o excusar una
política de no acción, si las naciones de este hemisferio faltan a sus
compromisos contra la penetración comunista, entonces quiero que se entienda
bien que este gobierno no vacilará en cumplir su primera obligación, qué es la
seguridad de nuestro país".
De 1961 a 1963, con Kennedy al frente de Estados Unidos, seis gobiernos latinoamericanos elegidos fueron derribados por golpes militares. Como afirmaba en 1968 un documento interno de la CIA, las juntas militares de los países del sur eran buenas para Estados Unidos, puesto que se habían mostrado como la única fuerza capaz de controlar en ellos las crisis políticas. La ley y el orden de los dictadores eran mejores que la confusión que engendraba la democracia.
Más allá de su retórica democrática, durante el período de
vigencia de la Alianza para el Progreso –y en gran medida amparadas por su
política–, se multiplicaron las acciones militares de los Estados Unidos en
América Latina y las intervenciones en los procesos políticos locales. Según
las cifras oficiales de la USAID, en el período 1960-1969 se destinaron a la
región cerca de US$ 6.500 millones de Asistencia Económica y cerca de US$ 980
millones en el rubro Asistencia Militar, que contribuyeron a instaurar
regímenes propensos a favorecer las políticas trazadas por el gobierno de los
Estados Unidos.
El progreso que no fue
Las sumas de dinero que publicitaba la Alianza como ayuda nunca eran las mismas que las que efectivamente llegaban a los países. Además ese dinero nunca se destinaba al desarrollo de industrias o de alguna actividad que pudiera provocar efectos multiplicadores en la economía local. Los créditos eran atados al compromiso de comprar suministros y productos industriales en Estados Unidos o tenían alguna cláusula restrictiva como la obligación de tomar medidas económicas de determinado tipo que podrían resultar contrarias a los planes que se había atrasado el gobierno respectivo. Los créditos que otorgaba el Banco Interamericano de Desarrollo con su capital ordinario eran computados como realizados a través de la Alianza, pero ocurre que el capital ordinario del BID estaba compuesto por 150 millones de dólares aportados por Estados Unidos y 230 millones de América Latina. De esos fondos, en 1963 había otorgado créditos por 26 millones, y lo que resulta verdaderamente increíble es que el resto de capital se había invertido en bonos de corto plazo del gobierno de Estados Unidos y en depósitos a plazo fijo en bancos comerciales. De esto se deduce que América Latina le prestaba a Estados Unidos 200 millones de dólares.
Las obras que realmente se hicieron con recursos del Alianza fueron una gota de
agua en el océano. La Alianza para el Progreso no sobrevivió a su creador. Luego
del asesinato de Kennedy su sucesor, Lyndon B. Johnson utilizó el rótulo cada
vez menos, y la Alianza se desvaneció.
Cómo demostró el ex director de la CEPAL,
Raúl Prebisch, los dólares que entraban por vía de la ayuda salían
aumentados por el deterioro intercambio en el comercio mundial entre alimentos
y materias primas por un lado y productos e insumos industriales por otro. Lo
que significa que los productos que estos países exportaban cada vez valían menos
y en cambio lo que importaban cada vez valían más. El propio Kennedy advertía que
la ayuda exterior no alcanzaba a compensar la baja de los precios. La revolución
en libertad no fue ninguna revolución y demostró que ningún plan de cambio se
puede introducir desde afuera ni tampoco los que elaboran adentro los técnicos
y sus gabinetes.
Preguntas
1. ¿Por qué se compara a la Alianza para el Progreso con el Plan Marshall?
2. ¿Cuál era el objetivo de la Alianza para el Progreso?
3. ¿Por qué Kennedy sostiene que la opción es entre una "revolución pacífica" o una "comunista"?
4. Qué habrá querido decir Kennedy a los países latinoamericanos con esta frase:
"si la doctrina
Interamericana de la no intervención sirve meramente para tapar o excusar una
política de no acción, si las naciones de este hemisferio faltan a sus
compromisos contra la penetración comunista, entonces quiero que se entienda
bien que este gobierno no vacilará en cumplir su primera obligación, qué es la
seguridad de nuestro país".
5. ¿Por qué no se cumplió el objetivo de desarrollo que propugnaba la Alianza para el Progreso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario