domingo, 25 de septiembre de 2016

Chile. El gobierno de la Unidad Popular y el "socialismo por la vía democrática".



Caricatura del semanario Marcha de Uruguay ante el triunfo de la Unidad Popular

 

La década de los setenta se iniciaba en Latinoamérica con un hecho inédito, el triunfo en las urnas de una coalición de partidos de izquierda y centroizquierda, la Unidad Popular en Chile. Como su programa político lo decía se proponían ser una vía concreta de avance revolucionario “por la vía democrática”. Lo que si bien no implicaba la toma del poder en lo inmediato sí permitía acceder al gobierno, e intentar desde allí comenzar la transformación social del país.

Así, se avanzó en la creación del "área social", (que implicaba la estatización de las empresas monopólicas industriales y comerciales, de la minería del cobre que era el principal producto de exportación, la Reforma Agraria, del sistema financiero, del comercio exterior), se propugnaba una reforma constitucional que estableciera una "Asamblea del Pueblo", la planificación social y económica con la participación de las organizaciones populares, la descentralización efectiva, etc. 

Otra área sería mixta: El Estado asociado a particulares. Y una tercera de propiedad privada, “que en número serán la mayoría”.

 Los objetivos más importantes eran:

1.      Liberar a Chile de la subordinación al capital extranjero.

2.      Asegurar un rápido crecimiento económico sobre la planificación y orientación del Área de Propiedad Social.

3.      Resolver los problemas inmediatos de las grandes mayorías (ocupación, vivienda, remuneración adecuada).

 Finalmente se establecieron relaciones internacionales con todos los países, abandonando la adhesión incondicional a EE.UU. Chile debía restablecer sus vínculos con Cuba, China y con la mayor parte de los países del área socialista que hasta ese momento no existían.

 

Confrontación 


 

El programa de la U.P. no implicaba apartarse de la legalidad vigente. Así, varias medidas utilizaban normas legales ya existentes, como la utilización de la CORFO (Corporación de Fomento) para aumentar el papel del Estado, o la ley de Reforma Agraria votada durante el gobierno de Eduardo Frei (1964-1970), o fueron aprobadas por el Congreso por unanimidad, como la nacionalización del Cobre. Sin embargo, los sectores económicos poderosos, la derecha tradicional e incluso nuevas organizaciones de ultraderecha temieron por sus intereses, y se opusieron en forma creciente desde antes de que Salvador Allende asumiera la presidencia el 3 de noviembe de 1970 hasta llegar a promover el golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973, con el apoyo del gobierno de EE.UU.


Al otro día del triunfo electoral de la izquierda esos sectores se embarcaron en la desestabilización del país, comenzando con el retiro de capitales fuera de Chile y la exportación clandestina de ganado en pie a la Argentina. Luego vendrá el intento de impedir la votación del Congreso a favor de Allende[1] secuestrando y asesinando al Comandante en Jefe del Ejército general Rene Schneider (que se oponía a violar la Constitución), que termina en asesinato, con el aval del sector adepto a Frei en la Democracia Cristiana. 

 
Se continuó con sabotajes, atentados a dirigentes de izquierda y sindicales, agresiones y provocaciones de diverso calibre, acaparamiento de artículos de consumo masivo generando desabastecimiento. Se utilizó a los grandes medios de comunicación, (encabezados por el diario El Mercurio), para campañas difamadoras y desestabilizadoras, se recurrió a huelgas de transportistas y comerciantes que intentaron paralizar al país por meses. Además se usaban todos los mecanismos constitucionales para desestabilizar, sea mediante la mayoría en el Congreso formada por la Democracia Cristiana y el Partido Nacional, o la utilización de la Corte Suprema y la Contraloría de la república, especie de "cuarto poder" que aprobaba o no los decretos del Ejecutivo. En el caso del Congreso, por ejemplo, se votaba el presupuesto presentado por el gobierno pero recortándole los recursos para aplicarlo.

A esta breve descripción hay que sumarle la actividad encubierta de las agencias estadounidenses, que se profundiza en estos años pero que ya existía, sobre todo a partir del gobierno de Frei. La "acción encubierta de los Estados Unidos en Chile en la década entre 1963 y 1973 fue extensa y continuada. La Agencia Central de Inteligencia gastó tres millones de dólares como esfuerzo para influir en el resultado de las elecciones presidenciales chilenas de 1964. Ocho millones fueron gastados, secretamente, en los tres años entre 1970 y el golpe militar en Septiembre de 1973, con más de tres millones de dólares gastados sólo en el año fiscal 1972", como sostenía el Informe de la "Comisión para estudiar las operaciones gubernamentales concernientes a actividades de inteligencia", del Senado de los Estados Unidos fechado el 18 de diciembre de 1975. Entre otras cosas este dinero fue usado para solventar la larga huelga de los camioneros y transportistas en general en 1972 y 1973. 


La U.P. y la Central Única de Trabajadores (CUT), al mismo tiempo que reafirman su apego al orden legal y constitucional,  responden con la movilización popular en grandes actos callejeros en apoyo a Allende, se  establecen las Juntas de Vecinos para combatir el acaparamiento de productos y se crean llamados "cordones industriales" de parte de las organizaciones sindicales para aumentar el poder de sus demostraciones.

En marzo de 1973 aparece la posibilidad de un cambio dentro del orden "constitucional". Son las elecciones parlamentarias de mitad de período, y la derecha apuesta a una baja votación de la U.P., (pasando del 36% de 1970 a un 33%) que permitiera alcanzar la mayoría parlamentaria necesaria para destituir a Allende. Para ello recrudece la campaña que venían llevando a cabo, refuerza el acaparamiento, especula con los bienes producidos por sus empresas, declara cierres patronales de empresas, utiliza al Congreso y la Contraloría para atar las manos del gobierno, arrecia la campaña de los medios, mientras desde el exterior EE.UU. acentúa las presiones mediante el corte de créditos económicos, embargos de exportaciones chilenas, venta de reservas estratégicas de cobre para bajar su precio en el mercado internacional.

Desde la perspectiva del gobierno había hechos concretos que mostrar, los salarios reales habían aumentado entre octubre de 1970 y el mismo mes de 1972 entre 329 y 500%, las pensiones mínimas 500%, mientras el índice de precios al consumo solo había subido un 283%. La mortalidad infantil se redujo de 88 por mil a 71 por mil nacidos vivos, el abastecimiento de leche a la población aumentó un 50%, la desocupación bajó de un 8.3% a un 3.9%.

También se había cumplido con el programa electoral, las nacionalizaciones y pasaje al Estado de las grandes empresas, junto a la participación de las organizaciones sindicales y sociales en la gestión económica y estatal era la realidad tan temida por parte de los sectores de poder.

El resultado fue un duro revés para las expectativas de destitución de Allende, la izquierda obtuvo un porcentaje mayor de votos que en 1970 (pasó de 36% a 43%) y se esfumaba la posibilidad de la destitución. A partir de este resultado los hechos se precipitaron, y pocos meses después las Fuerzas Armadas[2], encabezadas por el General Augusto Pinochet, daban el golpe de Estado para sacar al "marxismo en el gobierno", y comenzaban casi 17 años de dictadura, con una larga secuela de muertos, desaparecidos, encarcelados y perseguidos políticos, sindicales y de organizaciones sociales.

El Presidente Salvador Allende junto a un puñado de colaboradores resiste en el palacio presidencial, llamado “de la Moneda, y proclama que no va a renunciar dado que el fue electo por la voluntad popular. La sede del gobierno es atacada por el ejército y bombardeada por la aviación. En el asalto final muere Allende, quien se suicida.

Papel de EE.UU.

Richard Nixon. Presidente de EEUU entre 1969 y 1974

 

Tomado de la traducción del artículo ‘Extreme Option: Overthrow Allende’, publicado originalmente en la página del Archivo de Seguridad Nacional (NSA) de The George Washington University, Estados Unidos.

El 15 de septiembre de 1970, durante una reunión de veinte minutos en la Oficina Oval (en la Casa Blanca, EEUU) entre las 3:25 pm y las 3:45 pm, el presidente Richard Nixon ordenó a la CIA fomentar un golpe de Estado en Chile. Según notas escritas a mano por el director de la CIA, Richard Helms, Nixon entregó instrucciones explícitas para prevenir que el recién elegido presidente de Chile, Salvador Allende, asumiera su mandato en noviembre. O para crear condiciones para derrocarlo si lo hacía. “Una oportunidad en 10, tal vez, pero salvar a Chile”, “No le preocupan los riesgos que involucre”, anotó Helms en sus notas mientras el presidente exigía un cambio de régimen en la nación sudamericana que se había convertido en la primera en el mundo en elegir libremente a un candidato socialista. “Trabajo de tiempo completo: los mejores hombres que tenemos”. “Hacer que la economía grite”.

Cincuenta años después de escrito, el críptico memo de la conversación de Helms y Nixon sigue siendo el único registro conocido de un presidente de Estados Unidos ordenando el derrocamiento encubierto de un líder extranjero elegido democráticamente. Desde que el documento fue desclasificado por primera vez en 1975 -como parte de una importante investigación del Senado estadounidense sobre las operaciones encubiertas de la CIA en Chile y otros lugares-, las notas de Helms se han convertido en la representación icónica de la intervención de EEUU en Chile, y en un símbolo perdurable de la arrogancia hegemónica de Washington hacia naciones más pequeñas.

DICTADURA CHILENA. Represión y neoliberalismo


 

Chile, un informe de Amnistía Internacional. Amnesty International Publications, Inglaterra  1974.

Un año después del golpe, un informe de Amnesty Internacional expresaba: "en un ambiente de extrema xenofobia, muchos miles de refugiados y visitantes extranjeros fueron encarcelados o deportados; miles de civiles chilenos perdieron la vida, muertos durante la breve batalla, o ejecutados sin enjuiciamiento o luego de consejos de guerra relámpagos llevados a cabo a las pocas horas de su arresto.

Todos los periódicos, revistas, radiodifusoras y otros medios de comunicación allendistas fueron clausurados; sus directores muertos, encarcelados u obligados a buscar asilo. todos los partidos políticos que habían formado la coalición gubernamental de la Unidad Popular fueron proscriptos: los líderes militantes de estos partidos sometidos a acérrima persecución. la Central única de Trabajadores fue inmediatamente declarada ilegal, y los derechos de huelga y de libre asociación derogados. Las fuerzas militares tomaron control de las universidades y los hospitales, y los profesores y estudiantes partidarios de Allende fueron expulsados de los centros de enseñanza y un gran número de ellos detenidos.

Las torturas han sido una práctica usual durante la interrogación de prisioneros políticos; las confesiones obtenidas a través de estos medios han sido aceptadas como evidencia por los tribunales militares.

No relataremos el drama de miles de trabajadores (aproximadamente 200.000) quienes han perdido sus empleos por razones políticas".

Ajuste económico neoliberal

La dictadura encabezada por el General Augusto Pinochet fue instaurada bajo el pretexto de eliminar al comunismo de Chile, pero en realidad estaba sustentada en la oposición de las clases privilegiadas a las reformas económicas del gobierno de la Unidad Popular, y sobre todo al miedo que les generaba que dicha fuerza pudiera triunfar en las elecciones de 1976 nuevamente, y avanzar más hacia el “socialismo por la via democrática”. 
Pasados los primeros momentos de conmoción y consolidación de los militares, las riendas de la política económica se entregaron a los representantes de las grandes empresas, los bancos y el capital extranjero. Se impuso una economía de libre mercado; esto es el liberalismo económico. El papel rector del Estado debe disminuirse al mínimo.

Algunas empresas nacionalizadas no se devolvieron de inmediato, sino que se pagaron indemnizaciones fantásticas. A las empresas del cobre, por ejemplo las norteamericanas Kennecott y Anaconda, se les pagaron casi 400 millones de dólares. Con el tiempo aparecería la idea de privatizarlas.

El Área de Propiedad Social se vendió a las grandes empresas a precios sumamente convenientes, incluyendo otras empresas que eran estatales desde hacía décadas. La banca se privatizó de inmediato, la mayoría de las acciones fueron a manos de grandes bancos extranjeros, y otros bancos también extranjeros se instalaron en un país que ofrecía grandes posibilidades de lucro financiero.

El agro también volvió atrás. Se devolvieron tierras a los propietarios, y las cooperativas se fragmentaron en parcelas individuales.

¿El resultado? una enorme concentración y la consiguiente eliminación de medianas y pequeñas empresas; la desocupación subió del 5 al 20% en un año, y luego, al 30%. En el mismo período la participación de los salarios en el Producto Bruto Interno bajó del 60 al 38%.

Si bien en los primeros años del régimen militar la macroeconomía empieza a ser calificada como el "milagro chileno", con tasas de inflación del 10% anual y un crecimiento del PBI en torno al 7% por año, a principios de la década de 1980 se evidencia las consecuencias del "libre mercado". Chile se había transformado en uno de los países más endeudados del mundo: 17.000.000.000 de dólares, con la deuda por habitante más alta de Latinoamérica. Entre 1980 y 1983 quebraron 1.300 empresas, el PBI de 1983 descendió un 14%. El desempleo se mantuvo en torno al 25%, mientras que el promedio del estándar de vida cayó en un 20%.

Esta situación llevó a que sobre el final de la dictadura, en 1990,  más del 40% de la población estuviera bajo la línea de pobreza, y un parte sustancial en la indigencia. Al mismo tiempo las ganancias de las grandes empresas habían crecido de manera continua, calculándose que sus ganancias ascendieron a decenas de miles de millones de dólares.

Preguntas.

  1. ¿Qué se proponía hacer la Unidad Popular  desde el gobierno?
  2. ¿Qué posición adoptaron los sectores poderosos?
  3. ¿Qué papel jugó EEUU?
  4. ¿Qué consecuencias tuvo la dictadura para el pueblo chileno?
  5. ¿Quien será el personaje de la caricatura del principio que dice "... y bueno, ninguna democracia es perfecta"?, ¿qué quiere decir esa frase?


[1] La Constitución chilena disponía que si ningún candidato obtenía la mayoría absoluta de los votos el Congreso debía elegir entre los dos más votados. El secuestro de Schneider tenía como objetivo presionar a la Democracia Cristina, partido que salió tercero en las elecciones, para que no votara por Allende. Ya que por tradición el Congreso elegía al más votado. Finalmente, después de las negociaciones con la Democracia Cristiana donde ésta logró que se estableciera un estatuto de garantías constitucionales, el Congreso confirmó el triunfo de Allende el 24 de octubre, con 153 votos a favor, 35 votos para Alessandri y 7 votos en blanco.

[2]  Las mismas Fuerzas Armadas que habían sido caracterizadas por Allende cuando asumió el gobierno como de larga "tradición constitucionalista", por lo que nunca quebrarían el orden constitucional.