domingo, 25 de abril de 2021

LA ALIANZA PARA EL PROGRESO

 

Lanzamiento de la Alianza para el Progreso por el Presidente J.F. Kennedy en Washington

Durante la administración del presidente Eisenhower las relaciones con América Latina se manejaron sin la menor flexibilidad, tal como lo demostró la invasión a Guatemala - planeada y dirigida por la CIA contra el presidente Jacobo Arbenz , que había osado poner en marcha una reforma agraria que afectaba los intereses de la empresa multinacional estadounidense United Fruit.


Pero pocos años después se produce el comienzo de lo que llegó a ser la mayor derrota de la diplomacia norteamericana en América Latina: el 1° de enero de 1959 las fuerzas al mando de Fidel Castro entran en la Habana derrotando a Batista, un viejo dictador protegido por Estados Unidos. Nadie pensó que la revolución fuese más allá  de moralizar las instituciones políticas y la administración y luego llamar a elecciones poner en vigencia la Constitución. Pero la experiencia de la Sierra con los paupérrimos campesinos cubanos decidió a los guerrilleros a realizar una revolución verdaderamente radical.


El primer choque importante con el gobierno cubano se produjo cuando éste lanzó un plan de reforma agraria qué afectaba tierras de las compañías azucareras norteamericanas, y un incidente ocurrido hacia mediados de 1960 insinuaba ya la ruptura total: las refinerías inglesas y norteamericanas se negaron a refinar petróleo importado de la URSS y Castro contraatacó expropiando las refinerías. Eisenhower a su vez suprimió las compras de azúcar cubano e inmediatamente la URSS ofreció comprar el azúcar.

El equipo de asesores de J. F. Kennedy había utilizado ampliamente la cuestión cubana en su campaña electoral para demostrar la ineficacia del gobierno de Eisenhower. Cuba se habría volcado a buscar el apoyo soviético por la torpeza con que se había tratado de presionar y humillar a la isla. La miseria de América Latina terminaría por hacer varias Cubas si no se cambiaba de actitud. Para Kennedy era otro desafío que aceptaba y enfrentaba con la Alianza para el Progreso: aliada a Estados Unidos sobrevendría el progreso para América Latina impulsada por una especie de Plan Marshall.

Por otra parte no era posible que el gobierno sostuviera dictadores latinoamericanos (como había hecho con Batista) y que derrocara gobiernos legalmente constituidos (como había hecho con Arbenz) para defender mezquinos intereses económicos. Esta política no podía más que conducir a derrotas y al deterioro de la imagen de Estados Unidos en el mundo. Pero Kennedy fue informado por Eisenhower en plena campaña electoral de la proyectada invasión a Cuba, que se preparaba en el más absoluto silencio por la CIA en consulta con el gobierno y el pentágono.

A llegar Kennedy a la presidencia en 1961 resolvió continuar con el plan de invasión. La que terminó en el conocido fracaso de "playa Girón" donde el ejército de mercenarios contrarrevolucionarios con apoyo aéreo y marítimo de EE.UU. fue derrotado por las fuerzas cubanas.

Revolucionarios cubanos entran en La Habana

Evitar una nueva revolución


Se puede afirmar que a partir de este fracaso el presidente Kennedy reafirmó su convicción de que era necesario evitar una nueva revolución en otro país o países de América Latina mediante un amplio programa de ayudas económicas. Él mismo se ocupó en muchos discursos de difundir las estadísticas sobre la mortalidad infantil, el hambre, la desocupación, y el analfabetismo en la región.

Era sincera la voluntad de Kennedy de producir un cambio importante y fue el primer presidente después de la segunta guerra mundial que comprendió la importancia de los intereses en juego. No se trataba solamente de una cuestión de dólares más o dólares menos para tener segura la alianza con las oligarquías dominantes. El plan era movilizar cuántos recursos hicieran falta - por lo menos como los destinados al Plan Marshall - y lanzar una campaña publicitaria de grandes proporciones capaz de presentar a la Alianza para el Progreso como una alternativa concreta frente a la revolución cubana, y enfrentar también a los gobiernos con la alternativa: o apoyan la alianza o son barridos por una revolución similar a la cubana. O "revolución en libertad" o "revolución comunista".

La Alianza

El gobierno de Estados Unidos promovió una reunión especial de la Organización de Estados Americanos donde se presentaría la iniciativa de la Alianza para el progreso para su aprobación formal. Esa reunión se realizó en Punta del Este en agosto de 1961.


En síntesis se proponía un gran esfuerzo común para superar el atraso y la pobreza, una revolución pacífica y los países para la alianza debían comprometerse a realizar: planes de reforma agraria, reforma impositiva que favorecieron la redistribución del ingreso y finalmente el compromiso de un fuerte apoyo financiero de 20,000 millones de dólares a distribuirse en un plazo de 10 años a razón de 2.000 millones anuales.


De estos fondos la mitad serían aportes públicos y la otra mitad inversiones privadas. La distribución de la ayuda se realizaría de acuerdo con el informe que presentarían los técnicos del Consejo Interamericano Económico y Social, cuyos resultados se discutiría en la Asamblea General y en las comisiones especiales. El informe daba prioridad a las asignaciones para la construcción de alcantarillados, escuelas, sanidad, vivienda y reparto de tierras.


El delegado del gobierno cubano, Ernesto "Che" Guevara, atacó la orientación de la Alianza en el sentido de que no destinaba ayuda para el verdadero desarrollo económico a través de una industrialización masiva, sino que impulsaba la construcción de "letrinas",  o sea, que se escamoteaba una solución de fondo. Aprovechó para destacar que los países socialistas habían otorgado créditos a Cuba por 500 millones de dólares, O sea la cuarta parte de lo que la alianza preveía para toda América Latina.

Ernesto "che" Gevara interviene en la OEA criticando a la Alianza para el Progreso

También se usará el garrote

En la concepción de Kennedy la alianza debía apoyarse en los sectores sociales moderados y dinámicos, desplazando a las oligarquías tradicionales opuestas al progreso. Pero al mismo tiempo su política anticubana fortalecía a las derechas a las que se quería combatir. La desesperación por destruir a toda costa la revolución cubana desencadenó una verdadera guerra fría en el continente, qué fortalecía a todas luces a los sectores más conservadores y hacía que estos acusaran a los sectores más liberales de comunistas y procastristas, al mismo tiempo que la "revolución en libertad", por más en libertad que fuese, no dejaba de inquietar a las oligarquías dominantes.



A partir de entonces Kennedy dio un giro hacia la derecha más cruda, sin abandonar su lenguaje liberal y progresista, y comenzó a utilizar los tradicionales métodos de la política del "garrote". Pocos meses después de la presentación del Alianza se reunió otra convención especial de la OEA en Punta del Este para la expulsión de Cuba de la misma. Bajó la presión de Estados Unidos la gran mayoría de los gobiernos aceptó proceder a dicha expulsión.

En ese sentido Kennedy afirmó: "si la doctrina Interamericana de la no intervención sirve meramente para tapar o excusar una política de no acción, si las naciones de este hemisferio faltan a sus compromisos contra la penetración comunista, entonces quiero que se entienda bien que este gobierno no vacilará en cumplir su primera obligación, qué es la seguridad de nuestro país".

De 1961 a 1963, con Kennedy al frente de Estados Unidos, seis gobiernos latinoamericanos elegidos fueron derribados por golpes militares. Como afirmaba en 1968 un documento interno de la CIA, las juntas militares de los países del sur eran buenas para Estados Unidos, puesto que se habían mostrado como la única fuerza capaz de controlar en ellos las crisis políticas. La ley y el orden de los dictadores eran mejores que la confusión que engendraba la democracia.

Más allá de su retórica democrática, durante el período de vigencia de la Alianza para el Progreso –y en gran medida amparadas por su política–, se multiplicaron las acciones militares de los Estados Unidos en América Latina y las intervenciones en los procesos políticos locales. Según las cifras oficiales de la USAID, en el período 1960-1969 se destinaron a la región cerca de US$ 6.500 millones de Asistencia Económica y cerca de US$ 980 millones en el rubro Asistencia Militar, que contribuyeron a instaurar regímenes propensos a favorecer las políticas trazadas por el gobierno de los Estados Unidos.

El progreso que no fue

Las sumas de dinero que publicitaba la Alianza como ayuda nunca eran las mismas que las que efectivamente llegaban a los países. Además ese dinero nunca se destinaba al desarrollo de industrias o de alguna actividad que pudiera provocar efectos multiplicadores en la economía local. Los créditos eran atados al compromiso de comprar suministros y productos industriales en Estados Unidos o tenían alguna cláusula restrictiva como la obligación de tomar medidas económicas de determinado tipo que podrían resultar contrarias a los planes que se había atrasado el gobierno respectivo. Los créditos que otorgaba el Banco Interamericano de Desarrollo con su capital ordinario eran computados como realizados a través de la Alianza, pero ocurre que el capital ordinario del BID estaba compuesto por 150 millones de dólares aportados por Estados Unidos y 230 millones de América Latina. De esos fondos, en 1963 había otorgado créditos por 26 millones, y lo que resulta verdaderamente increíble es que el resto de capital se había invertido en bonos de corto plazo del gobierno de Estados Unidos y en depósitos a plazo fijo en bancos comerciales. De esto se deduce que América Latina le prestaba a Estados Unidos 200 millones de dólares.


Las obras que realmente se hicieron con recursos del Alianza fueron una gota de agua en el océano. La Alianza para el Progreso no sobrevivió a su creador. Luego del asesinato de Kennedy su sucesor, Lyndon B. Johnson utilizó el rótulo cada vez menos, y la Alianza se desvaneció.


Cómo demostró el ex director de la CEPAL,  Raúl Prebisch, los dólares que entraban por vía de la ayuda salían aumentados por el deterioro intercambio en el comercio mundial entre alimentos y materias primas por un lado y productos e insumos industriales por otro. Lo que significa que los productos que estos países exportaban cada vez valían menos y en cambio lo que importaban cada vez valían más. El propio Kennedy advertía que la ayuda exterior no alcanzaba a compensar la baja de los precios. La revolución en libertad no fue ninguna revolución y demostró que ningún plan de cambio se puede introducir desde afuera ni tampoco los que elaboran adentro los técnicos y sus gabinetes.

 Preguntas

 1. ¿Por qué se compara a la Alianza para el Progreso con el Plan Marshall?

2. ¿Cuál era el objetivo de la Alianza para el Progreso?

3. ¿Por qué Kennedy sostiene que la opción es entre una "revolución pacífica" o una "comunista"?

4. Qué habrá querido decir Kennedy a los países latinoamericanos con esta frase:
"si la doctrina Interamericana de la no intervención sirve meramente para tapar o excusar una política de no acción, si las naciones de este hemisferio faltan a sus compromisos contra la penetración comunista, entonces quiero que se entienda bien que este gobierno no vacilará en cumplir su primera obligación, qué es la seguridad de nuestro país".

5. ¿Por qué no se cumplió el objetivo de desarrollo que propugnaba la Alianza para el Progreso?


viernes, 16 de abril de 2021

Reflexiones sobre el Macartismo y sus derivaciones actuales

 

Observa el video con atención y contesta las siguientes preguntas, utilizando lo que hemos trabajado en los textos.

1. ¿Por qué se afirma que se persiguen las ideas?

 2. ¿Por qué se puede ser patriota en 1941  y enemigo en 1950?

 3. ¿Qué tienen que ver los marcianos y los comunistas?

 4. ¿Cuál es el concepto de enemigo interno?

 5. ¿Cómo resumirías la “doctrina Mc Carthy?

 

En el primer video se habla de  paranoia frente al comunismo. ¿Como interpretas el siguiente video de "Los Simpsons" con relación a como se puede generar un estado de ánimo colectivo en la población?



jueves, 8 de abril de 2021

El Macartismo

 

“Apúrense hombres… están armadas con malvaviscos”


Una de las consecuencias más importantes de la segunda guerra  mundial fue la conversión de los Estados Unidos de una gran potencia en la más poderosa potencia militar del mundo.  Solamente los Estados Unidos podían llenar el vacío de poder producido en el panorama político mundial por la división el debilitamiento de Europa y la extensión de las fronteras de la Unión Soviética; pero los americanos carecían de una clara visión de lo que significaba su nuevo papel, por lo que transformaron el anticomunismo dentro y fuera de sus fronteras en una ideología, surgiendo así la guerra fría.

El gobierno americano abandonó deliberadamente la política de colaboración con la Unión Soviética, rechazó la noción de esferas de influencia en Europa oriental y trató de imponer concepto de democracia americano con el fin de aumentar su propio poder político y económico. Cada una de estas interpretaciones contradictorias encierra parte de la esencia de la guerra fría: fue en gran medida una consecuencia de los errores de cálculo, equivocaciones y falsas interpretaciones tanto de los rusos como de los americanos acerca de las intenciones del contrario. La URSS, debilitada por la devastación de la guerra y más preocupada por su seguridad que por la expansión, temía que América se empeñara en una política de dominación ideológica y militar; los americanos, y la mayoría de sus aliados europeos, pensaban que la Unión Soviética pretendía la ruina del capitalismo y la imposici6n del comunismo en todo el continente. El temor sirvió de base a la guerra fría y a su prolongación.

Tras conocerse la noticia del éxito de una prueba nuclear en 1949 por la Unión Soviética y hacerse público que el científico británico Klaus Fuchs había pasado secretos atómicos a la URSS en 1950, el recelo anticomunista fue en aumento; y la condena a aquel  por perjurio en ese año, llevarían esta prevención anticomunista a un estado de histeria. Toda persona considerada sospechosa era inscrita en una lista, privada de su puesto de trabajo o internada en un centro de detención.

La intensificación de la Guerra Fría indujo a muchos norteamericanos a identificar y a perseguir a sus compatriotas comunistas. 

   En 1947, Truman dispuso una investigación de la lealtad de los funcionarios federales con el propósito de excluir de la administración pública a los elementos "desleales y subversivos". El hecho de no encontrar ningún caso de espionaje no impidió que la práctica de investigar las actividades de los funcionarios federales sentara un importante precedente y alimentara a los peores instintos. También contribuyeron a exacerbarlos las acusaciones lanzadas en 1948 contra Alger Hiss, antiguo funcionario del departamento de estado, se dirigente del partido comunista en 1949. La condena de los comunistas, por propugnar el derrocamiento del gobierno, y la de Hiss en 1950 por perjurio aumentaron el temor popular y prepararon el terreno a Joseph mccarthy.

 A la caza de los comunistas

 Se explica así que cuando en febrero de 1950 el senador republicano por Wisconsin, Joseph McCarthy, anunció que tenía conocimiento de la existencia de comunistas en el departamento de Estado, se vieran confirmadas las sospechas de muchos americanos. Por otra parte, el paso de la guerra fría a la caliente de Corea contribuyó a crear una atmósfera en la que las acusaciones indiscriminadas, y a menudo inadmisibles, de McCarthy no sólo tuvieron audiencia, sino incluso respaldo popular. La circunstancia de que los soldados americanos estuvieran luchando contra el comunismo en Corea animó a muchos compatriotas suyos a buscar y calumniar a los comunistas y a sus simpatizantes dentro del país. 

Las acusaciones de McCarthy dieron pie a la constitución de un subcomité senatorial que llegó a la conclusión de que eran falsas y fantásticas. Sus acusaciones eran complejas y generalizadas, mezclas de verdades, medias verdades y sospechas que no eran fáciles de desvirtuar y que llevaban los sentimientos anticomunistas a niveles próximos a la histeria. La pertenencia, presente o pasada, a cualquier organización reformista, liberal o internacionalista resultaba sospechoso.

En septiembre de 1950, el Congreso aprobó una ley de seguridad interior (International Security Act o ley McCarran) en la que se autorizaba a la Subversives Activities Control Board a investigar las actividades comunistas en los Estados Unidos. Dos años más tarde, fue aprobada una segunda ley McCarran (Inmigration and Nationality Act), por la que se exigía a todos los visitantes extranjeros una prueba de su lealtad. .

Las dos disposiciones McCarran constituían una amenaza contra las libertades civiles reconocidas por la Constitución, pero ambas fueron confirmadas por el Tribunal Supremo. En 1951, el Tribunal confirmó la constitucionalidad de la ley Smith de 1940, que prohibió la enseñanza de las doctrinas revolucionarias de Marx y Lenin; simultáneamente, diversos subcomités del Congreso hurgaban en antecedentes y en las vidas privadas de los funcionarios del gobierno y de otros sectores de la población. Si bien fueron muy pocos los comunistas procesados, mucha gente perdió su puesto de trabajo. Incluso las personas totalmente inocentes sufrieron a consecuencia de aquellas investigaciones.

Dentro de este clima de histeria y de temor, la mediocridad, el conformismo y la hipocresía lograron imponerse. Los primeros sospechosos eran los intelectuales, lo que redundó en perjuicio del ala liberal del partido demócrata.

El propio secretario de Estado, John Foster Dulles (1953-59), nombró a un partidario de McCarthy para el puesto de jefe de los servicios de seguridad de su Departamento. Pero el fin de la guerra de Corea, en julio de 1953, restó mucho impulso a McCarthy. Sus ataques contra el supuesto espionaje en las fuerzas armadas, en diciembre de 1953 y enero de 1954 fueron televisados, lo que precipitó su caída; en diciembre de 1954, el Senado le censuró por su conducta, acabando así con su carrera. Murió en 1957.

 Testigo falso

El F. B. I. empleaba confidentes a sueldo, a los que hacía prestar testimonio en los innumerables sumarios, audiencias y juicios a que daba origen la aplicación de la legislación maccarthysta.

Entre estos confidentes, se distinguió sobremanera un personaje llamado Harvey Matusow. Tenía muy altas calificaciones para su misión depuradora. Era un ex comunista, Y era un intelectual, un universitario. Intervino como testigo muy escuchado en innumerables procedimientos administrativos y judiciales. Contribuyó a que muchos norteamericanos “desleales” fueran a parar a la cárcel o quedaran en la calle. Causó grandes estragos en los círculos docentes.

En 1954 Harvey Matusow publicó “Testigo Falso”, quizá buscando el éxito económico al momento que el mccarthysmo entraba en decadencia, donde  puso al descubierto los innobles ardides y trampas y muy especialmente los testimonios falsos en que la persecución mccarthysta se basaba.

Intervenciones en los teléfonos, violaciones de la correspondencia, sumarios secretos “filtrados” deliberadamente a la prensa, malversaciones de fondos, testigos de la defensa a los que se secuestraba o sacaba del país para que no pudieran comparecer, testigos de la acusación, incluido el propio Matusow, a los que se daban instrucciones sobre lo que tenían que decir… “En las sesiones secretas de las comisiones del Senado —escribió Matusow—, nos deteníamos después de cada pregunta y debatíamos privadamente para convenir cuál era la mejor respuesta que debían recoger las actas.” Y en otro lugar del libro, confesó: “Tuve que volver a vivir todas mis experiencias como un comunista, haciendo que cualesquiera observaciones o hechos insignificantes parecieran realmente siniestros.” Como es natural, el libro causó mucho revuelo. Algunos pidieron que “fuera investigado el sistema de investigación” en que se basaba la aplicación de las leyes mccarthystas, pues era inadmisible que se encarcelara a gente sin más fundamento que los testimonios de perjuros profesionales.

El Departamento de Justicia hizo que se acusara y procesara a Harvey Matusow. Quien terminó por ser condenado a tres años de prisión. No por sus confesados perjurios, sino por sus escandalosas revelaciones.

 Los Ideólogos del mccarthysmo

El fenómeno mccarthysta no nació por generación espontánea. Tuvo muchos inspiradores que le prepararon el terreno en que pudo desarrollarse y poner en peligro cuanto de democrático había en la sociedad norteamericana.

Uno de estos “ideólogos”, muy destacado, fue Walter Lippman, el famoso comentarista político cuyos pronunciamientos eran leídos atentamente, no sólo en su propio país, sino en el mundo entero. Era un hombre muy preparado, autor de numerosos libros. Muchos llegaron a considerarlo una especie de voz extraoficial del gobierno norteamericano.

En sus libros y artículos, Lippman previno con insistencia contra lo que denominaba la “herejía jacobina”. La “democracia” no debía dejarse arrollar por la masa, por esa “soberanía popular” que ha incurrido en el pasado en tantos “errores”. “El desgobierno del pueblo —llegó a decir en sus ‘Essays in Public Philosophy’— explica la declinación de Occidente”.

En realidad, él decía que la desorientada masa proletarizada pedía únicamente tradición, estabilidad y orden. ¿Cómo procurárselos? No había que suprimir, claro está, el sufragio universal, esa expresión de un pueblo emancipado, pero había que buscar el modo de que la representación fuera “virtual”, como lo había sido en la Inglaterra del siglo XVIII.

En 1954 el ya veterano Lippman estuvo de visita en Italia. Le asustó la fuerza que mostraban allí los comunistas. Pero le tranquilizó lo que le dijo un “eminente Italiano”. Fue esto: “Hemos decidido no entregar el Estado a los comunistas, no permitirles asumir el poder aunque las circunstancias les den la mayoría de los votos. Así, pues, evitaremos el peligro comunista, aunque cabe que el precio sea la pérdida de nuestra democracia y nuestras libertades”. Lippman comentó que, “en principio, ésta parece la decisión justa”.

Uruguay

La campaña anticomunista del embajador Ranvdall en 1950


 

La campaña electoral comunista de 1950 estuvo más que nada marcada por la violenta campaña en su contra encabezada por el embajador norteamericano Ranvdall. Durante la segunda mitad de 1950 el embajador realizó una gira por las ciudades del interior precediendo en pocos días a los actos públicos del Partido Comunista de Uruguay. En encuentros con los intendentes departamentales, con los notables y autoridades locales y en algunos casos participando en actos públicos, Ranvdall realizó una activa campaña de propaganda anticomunista. Aparentemente, Ranvdall fue capaz de desplegar una variada serie de argumentos e imágenes que encajaban, de alguna manera, con los prejuicios y temores existentes en algunos sectores de la población sel interior, no solo en temas político - ideológicos, sino también en los referente a cuestiones culturales, a las tradiciones, valores familiares y la religión. Sus visitas sembrando temores y aversiones hacia los comunistas, completaban lo que habían sido en los años anteriores las campañas de prensa y la propaganda  anticomunista difundida por grupos de derecha y por la misma embajada. En un folleto anticomunista distribuido en Montevideo y destinada para amas de casas de familias obreras, el principal argumento era el peligro de las actividades comunistas para la estabilidad familiar.

Si bien el gobierno uruguayo había demostrado su independencia de criterio rechazando en su momento las sugerencias norteamericanas de prohibir o limitar por ley las actividades comunistas, en plena campaña electoral  no tomó medidas para frenar o siquiera protestar contra la descarada intervención del embajador norteamericano en la política nacional. En el interior las autoridades oficiales (intendentes, jefes de policía, funcionarios públicos) colaboraban con Ranvdall.

En muchas de las localidades del interior se organizaron bandas de matones para agredir a los comunistas en sus actos públicos, con el beneplácito y la colaboración, o al menos la pasividad de la policía, las autoridades locales y los notables locales.

La gira de Ranvdall logró su principal propósito al darse una drástica baja de votos a los comunistas en el interior. De 7.441 votos en los departamentos del interior en 1946, el PCU bajó a 4.040 en 1950, o sea un 45% menos. Obviamente, el fracaso electoral en el interior no se debía tan solo a Ranvdall. Pero lo que consiguió el embajador norteamericano fue propiciar un clima en el cual la creciente legitimidad de los comunistas en ojos de una considerable porción de la opinión pública se transformó en una abierta intolerancia.

Puede decirse que la campaña electoral de 1950 determinó la expulsión o el acallamiento de los comunistas en la mayoría de las localidades del interior del país.

Preguntas:

  1.  ¿Por qué una parte importante de los norteamericanos apoyaron la "caza de brujas" macartista?
  2. ¿Cuáles fueron las consecuencias para las victimas del macartismo?
  3. A partir de la lectura del texto explica qué signfica “El desgobierno del pueblo  explica la declinación de Occidente”.
  4.  ¿Por qué el embajador de EE.UU. se inmiscuyó en las elecciones de Uruguay de 1950 a tu juicio?
  5. Luego de leer todo el texto, explica qué significa para ti la imágen del principio.